No me sustentan el mar
ni tus caricias
ni las amapolas se abren a mis pies.
Camino sola
y a la caída del sol
me albergo junto a los otros
que son mis huesos tibios
La memoria discreta
[Carmen Orrego]
Hay un extraño verano en esta soledad helada
la sonrisa solloza entre suspiros
que desmoronan un tiempo
acotado por el olor a sándalo
evocando tu contorno
Llega la pausa entre una procesión de letras
seguida por la irregular sombra de las palabras
huella indeleble de un hombre
que con mano firme alejaba mis taciturnos temores
disolviéndome en él.
Ahora, sigo ese olor,
tierno como un caos
y sin embargo brutal , visceral
que me muerde el corazón
Ecos de tiempo en soledad
donde la espera con las manos desnudas
es nostálgica senda de mente y cuerpo
donde restaña al calor un imperativo latido.
restituyendo la emoción
por el silencio de su esplendor
© MaRía