Escuchando:
Lanza tus sueños al espacio
como una cometa
y no sabes lo que te devolverán:
una nueva vida, un nuevo amigo,
un nuevo amor, un nuevo país.
Anaïs Nin
Vuelo de cometas
que se elevan ligeras
a espacios infinitos
buscando la caricia del viento
Una cometa en el desván del olvido,
el sueño de un niño que hace cosquillas al tiempo
ahora cubierta de polvo inerte
sin viento que la abra para dejarse llevar
junto a ella una madeja de alambre enmarañado
tantos nudos, enredados, entrelazados.
Un día subió al desván; le dio lastima
el verla tan arrugada y suavemente
la fue liberando de aquella capa de polvo,
desenmarañando aquella madeja
con sumo cuidado.
Pensó en abandonarla en más de una ocasión.
La fatiga, la inseguridad de que fuera útil,
le decía que la dejara donde estaba ;
claro que el sabia que ella guardaba entre sus alas recuerdos de historias imperecederas y que al abrirla resucitaría momentos felices e inocentes.
Quiso encontrar momentos felices,
que ahora se han ido;
recorrer espacios abiertos
por caminos de vientos etéreos,
sufrir la risa estridente y también llorar,
inflarse con su respiración jadeante;
pero cansada de buscar
su felicidad y la sabia ráfaga del viento
que la eleve alcanzando su espera.
Lacia cometa en el espacio,
esperando que la brisa del viento,
la acaricie, suavemente,
que la empuje lejos,
cerca del aire fresco
donde balancearse con gracia,
en elegantes movimientos.
Y allí,
moverse sinuosa
con su serpenteante cola.
En ese instante,
el cielo azul se torna colorido,
el cielo azul se torna colorido,
el sol se ilumina,
deslumbra,
se escuchan crujidos
en vórtices envueltos de viento,
en vórtices envueltos de viento,
en ese espacio infinito,
donde esta destinada a habitar.
Una sonrisa dibuja arrugas
en la cara del anciano,
en la cara del anciano,
<