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Acercan sus orillas ...

martes, 23 de abril de 2019

Universo Mágico


     En ocasiones hay que volver a leer un libro para entender la visión de quién lo parió, otras para que las letras lleguen o sencillamente para volver a sentir esa magia que surgió con tan solo sentirlo entre las manos, esa magia que te sumerge y te traslada a una realidad paralela .

       Eso también, me sucede con las personas, la gente eso ya es otra historia. Padezco algo así como él síndrome de Diógenes emocional.

     Atesoro letras; cartas , conversaciones, silencios y hasta bastantes diálogos de besugos.

MaRía ©

         Sin embargo, un libro se consume de otra manera que un alimento, una tela, una tuerca. Esta diferencia tiene que tomarse en cuenta. 

       Es cierto que los libros son mercancías, se venden, están en los hogares. Pero nada garantiza que se estén leyendo, que la pasividad de las tapas cerradas sea trocada en la actividad de ojos y labios aprendiendo. 

       El objetivo del libro no es ser utilizado como otros objetos: su digestión no es automática. Exige que se produzca, además de su presencia material, un acto comunicativo.

      Las máquinas de una editorial y los trabajadores pueden fabricar el objeto, páginas, tinta, encuadernación, los mecanismos de distribución pueden colocar esos objetos al alcance del transeúnte, los avisos pueden estimular la venta. 

    Pero la última etapa, la más importante, el libro abanico en la mente del lector, el libro multiplicando ventanas, haciéndose carne y a la vez astilla para los que leen, pasando de mano en mano y de boca en boca, sembrador que es también semilla de sí mismo, el libro como transformador continuo, voz que vive de prestigio o signo indescifrable para formar parte habitual del mundo cotidiano, conocer es tan importante como tomar aquel vaso de leche o ponerse la camisa o darle a la pelota, el libro que abre puertas disfrazadas, el que nos hace amar más y aprender a expresar más ese amor, el que nos explica cómo llegamos a ser lo que fuimos y hacia dónde vamos, a qué vamos, liberar la voz y en el diálogo destruir los diques en que la burguesía siempre quiso estancar las aguas de la imaginación, esa función básicamente movilizadora del libro, esa etapa, eso es lo que falta.

     Fragmento de El libro organizado…nunca derrotado, Ariel Dorfman




            Inspirado por igual en el huracán Katrina, Buster Keaton, El Mago de Oz, y una gran pasión por los libros, Los Fantásticos Libros Voladores del Sr. Morris Lessmore ,cortometraje dirigido por el autor e ilustrador William Joyce y su co-director Brandon Oldenburg, y producido por Estudios Moonbot en 2011, es una entretenida y apasionante historia de las personas que dedican su vida a los libros y a quienes los libros les devuelven el favor.

       Es una alegoría conmovedora y humorística sobre los poderes curativos de una buena lectura. La historia gira en torno al amor por los libros, su capacidad para iluminar nuestras vidas y lo maravilloso que es sumergirse en la lectura. Además, la ausencia de diálogos, lo hace perfectamente recomendable para cualquiera. 

       Usando una variedad de técnicas (miniaturas, animación por ordenador y técnicas tradicionales de animación en 2D), este corto presenta un estilo híbrido de animación que se remonta a las películas mudas y musicales de la MGM en Technicolor, pero a la vez, muy actual. Ha ganado una docena de premios en festivales de cine, incluyendo el Premio del Público en el Festival de Cine de Austin, mejor corto de animación en el Festival de Cine de Cinequest; y por supuesto el galardón como Mejor Cortometraje de Animación en los premios Óscar de la 84th Academy Awards.