Sé quedó mirando la cómoda y suspiró
Una suave brisa movía las cortinas, olía nardos recién cortados, ese olor tan característico, tan intenso, tan embriagador inundaba la estancia más allá del recibidor.
Recogió los añicos del hermoso jarrón, despacito cómo quién recolecta pétalos de recuerdos. Los lilium destrozados por la caída, al cubo de la basura. El agua, aún delataba con su color rosado, el último golpe.
Se curó las heridas de los pies, guardó en el último cajón los añicos del jarrón, para recordar que la confianza es más frágil que cualquier cristal.
Y se durmió.
MaRia©
26/08/2018
Tú te marchas
Te vas, pero se quedan
Tus manos en mi ser,
Me reconocen
Como dulce extensión
De las caricias
Soy tuya,
Me poseen,
Me recorren,
Me saben parte de su piel,
Me besan