Acercándose
a cortos, pero firmes pasos
sobre sus zapatos de tacón,
quedó a escasos milímetros de él,
acercó los labios,
tanto a los suyos que casi rozando,
pudo más sentir sus palabras
que escucharlas...
-Llovía ¿Recuerdas?
Durante más de dos horas estuvo bajo la lluvia, intentando resguardarse en un pequeño portal que más que cubrirla, casi mojaba más, al dejar caer a veces enormes gotas desde un pequeño farol que alumbraba la entrada al edificio.
Miraba impaciente la hora y se le hizo extraño que tardara más de lo que solía hacerlo. Precisamente esa tarde tenía que haber mucho más tráfico, quizá por la lluvia, pero ¿tenía que ser precisamente esa tarde?
Al fin la luz dio vida a su ventana, vió como bajaba un poco la persiana y corría las cortinas para poder ver la lluvia, observaba la calle con atención pero no reparó en ella, al menos en un principio. Le vio mirar al cielo, como si quisiera adivinar cuanto quedaba de lluvia y si podría salir a correr como hacía cada tarde al llegar del trabajo.
Y se armó de valor.
Cogió el móvil y marcó su número, con mano temblorosa lo acercó a su oído, escuchando el tono de llamada. Se sobresaltó un poco, estaba tan centrado en ver la calle que, el sonido del teléfono le sorprendió.
Observaba como él se alejaba de la ventana y un segundo después descolgó.
- ¿Hola?
Dios... su voz sonaba tan melosa y delicada que le daba miedo romper ese silencio, solo pudo cerrar los ojos y respirar profundo.
- Me estoy empapando, hace frío...
-¿Cómo? Em... ¿quién eres?
- ¿Puedes volver a mirar por la ventana?
Silencio. No escuchó nada y temió que hubiera colgado pensando que se trataba de alguna loca, de una estúpida broma.
La cortina se volvió a mover y apareció de nuevo tras ella buscando. Buscando algo que no sabía qué o quién era. Observando alrededor su mirada se paró en seco cuando la vio de pié, frente a su ventana, parada en el portal y mojándose hasta los huesos, con el móvil pegado al oído y esperando una respuesta. Miraba hacia su ventana y le miraba directamente a los ojos.
- Sube.
Y no hizo falta nada más.
©MaRía