Llevo un río en mis ojos
discurriendo sereno
rumbo a la boca
de tus pensamientos.
Mil pasos imaginarios
me aventuran al infinito del horizonte
arribando a estas margenes
que grabé en mi nostalgia
en una tarde de otoño
que nunca existió.
Sentada en este suelo sin tierra
deshojo en mi cuaderno de hojas blancas
un esbozo de un poema sin letras
que me ofreciste
sin importarte si lo sentías,
donde la silueta de un molino
se yergue en el quieto lecho
de mi río
ese mismo río donde un día
navego mi imaginación
siempre que te veía a través
de las cortinas de lino teñidas de violeta
que esbozaban el sabor de la brisa.
Cálidas palabras
arribando a mi orilla
en forma de cartas sin remite
© MaRía
*Fotografías:Elizaveta Porodina