y contemplo los astros con un gesto de asombro.
Al llegar a tu puerta me confieso culpable
y una paloma blanca se me posa en el hombro.
Mi corazón humilde se detiene en tu puerta
con la mano extendida como un viejo mendigo;
y tu perro me ladra de alegría en la huerta,
porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.
Al fin creció el rosal aquel que no crecía
y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro:
Yo también he cambiado mucho desde aquel día,
pues no tienen estrellas las noches del destierro.
Quizás tu alma está abierta tras la puerta cerrada;
pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,
mírame dulcemente, sin preguntarme nada,
y sabrás que no he vuelto... ¡porque estaba contigo!
Poema de José Ángel Buesa
Tengo mucho que leer y digo tengo porque aunque pueda parecer obligación sin serlo, lo es, ya que si no doy una buena vuelta por vuestras casas yo no me siento ni cómoda ni a gusto conmigo misma.
Me lo voy a tomar con paciencia así que si me veis por casas ajenas, no es que me olvide de nadie simplemente me tomo mi tiempo en leeros
Hoy no os dejo besos a mares,
os dejo un pellizco de monja
[ confieso que me encantan]
Feliz semana !!
MaRía
MaRía
Y si por acaso algún día me pierdo buscarme
A
H
I