Ese no es el principio del fin
Ese es el regreso a ti mismo
El regreso a la inocencia
Amor, Devoción
Sentimiento,
.../...
No tengas miedo por ser débil
No seas tampoco orgulloso por ser fuerte
Solo mira dentro de tu corazón mi amigo
Ese será el regreso a ti mismo
El regreso a la inocencia
La cartera no solía cambiar de un año a otro. Era marrón, con dos cremalleras al menos, un asa y una barriguita forzada por la costumbre de meter secretamente las cáscaras de las pipas que nos comíamos en clase si que la hermana Socorro se diese cuenta. La bata de rayas azules y blancas, muy estrechas, iba creciendo con una y las manchas de tinta condecorada perdían presencia con el paso de los lavados infatigables de mi madre.
Me peinaba con el desaire y el desarreglo de las chiquillas que aún no conocen el agotador trabajo de ser una presumida y me dejaba paciente atusar la ropa antes de salir a la calles subir la empinada cuesta de la carretera comarcal que me llevaba a la parada del autobús camino del colegio en el que año tras año fue transcurriendo mi infancia y juventud.
El primer día de colegio se renovaba el asombroso ceremonial de los olores: los lápices han dejado un aroma en las aulas que se resiste al paso del tiempo; pasan los años y aquella clase de primaria que me veía crecer poco a poco sigue oliendo a cuaderno forrado de papel morado que abría a diario con la parsimonia de los orfebres antiguos.
Dentro de él estaba la vida resuelta en garabatos y, al abrir sus hojas, parecía desprenderse el mismo perfume que se evapora al abrir un tarro de esencias. Ha quedado en las paredes, escrito en trazos de humos invisibles, y cuando abrimos las puertas nos asalta como un embozado irreconocible, y nos lleva al día en que volvíamos a vernos tras los largos meses de verano húmedo y lento, y a reconocernos algo más mujeres y presumidas. Las había que parecían no crecer nunca hasta que, de repente, un año aparecían con medio metro más y un puñado de granos desperdigados por sus caras pánfilas, que eran las de todas.
El colegio olía a colegio y las niñas olíamos a vapor de tinta. Recuerdo el día en que nos dejaron utilizar bolígrafo: la disciplina de la plumilla nos acompañó los primeros años y ese otro olor a tintura que la vertía en los tinteros, una a una, siempre la menos torpe de la clase la llevo plegada por algún pliegue del cerebelo. Y el olor que te embestía la correr la cremallera y hacerse con el bocadillo que alguna vez me envolvían en papel de calcar los patrones del Burda.
El pan era pan, y el melocotón era melocotón, tan dulce, tan jugoso, como un largo abrazo de agua. Recuerdo una niña que era la reina del membrillo y casi la de la tortilla.
Y las tizas, que olían, curiosamente, a tiza, no a otra cosa. Y los hábitos de las monjas, que olían a Dios casero, ya confesionario, y a la sonrisa de la Madre Superiora , que nos perdonaba los pecados con aquella grandeza de monja madrileña que igual estaba a las novelas que a los pucheros.
Tuve curiosidad por volver a oler la vida lenta de los colegios. Acompañé a mis hijos a la escuela y metí las narices en sus cosas. Reviví las mañanas de lunes y la vuelta al asombro de las costumbres, de los colores de la usanza antigua, como este texto escrito en blanco y negro.
Y las tizas, que olían, curiosamente, a tiza, no a otra cosa. Y los hábitos de las monjas, que olían a Dios casero, ya confesionario, y a la sonrisa de la Madre Superiora , que nos perdonaba los pecados con aquella grandeza de monja madrileña que igual estaba a las novelas que a los pucheros.
Tuve curiosidad por volver a oler la vida lenta de los colegios. Acompañé a mis hijos a la escuela y metí las narices en sus cosas. Reviví las mañanas de lunes y la vuelta al asombro de las costumbres, de los colores de la usanza antigua, como este texto escrito en blanco y negro.
De nuevo soy colegiala de mis sueños,
los que tu pintas de colores o de blanco y negro .
los que tu pintas de colores o de blanco y negro .
Me di cuenta de que la vida cambia de tonos,
que siempre se puede volver a empezar
en el aula del cariño más sincero.
© MaRía
3/10/2010
No te preocupes por lo que la gente diga
Solo sigue tu propio camino
Solo sigue tu propio camino
No te rindas y aprovecha tu suerte
para regresar,
para regresar a la inocencia
Si deseas, comienza a reír
Si debes, comienza a llorar
Sé tú mismo, no te escondas
Cree sólo en el destino
Enigma
aprovecho para dejaros mis cariños, hoy probablemente no podré entrar
ResponderEliminarla vida "real" me reclama
nos vemos tan pronto pueda
- he activado la moderación de comentarios, sin que sirva de precedente de momento lo considero necesario
mis disculpas
Olor a palabras por escribir y mentes por abrir hacia la infinidad de esencias, algunas prEscritas otras intuitivas... Todas llenas de sueños y vida.
ResponderEliminarUn lugar para rememorar como era aquello de sonreír a la brisa.
Mi abrazo
Volver a la niñez y al pasado, y revivirlo de nuevo, sería una pasada como dicen ahora los jóvenes. Por cierto esas fotos que has colocado son una delicia. Ahora esos enseres tan antiguos, los pagan a precio de oro.
ResponderEliminarBesos MaRía
Nada a desculpar...!!!
ResponderEliminarMi querida amiga.. hay que cuidar de la vida real.
Pero sepa que esa entrada me hizo emocionarme hasta las lágrimas..... las imágenes muito lindas, con aquella sencillez de los tiempos inocentes de estudiante... fantástica entrada amiga!!!
Te repito:
"No te preocupes por lo que la gente diga
Solo sigue tu propio camino
Solo sigue tu propio camino
No te rindas y aprovecha tu suerte
para regresar,
para regresar a la inocencia
Si deseas, comienza a reír
Si debes, comienza a llorar
Sé tú mismo, no te escondas
Cree sólo en el destino"
Bicos doces !!!!
Tu texto huele a añoranza. Recordé mis días de colegio. Gracias por los recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarEsse não é o começo do fim
Esse é o retorno a você mesmo
O retorno à inocência
beijo
Nostalgia de tiempos de colegio...
ResponderEliminarYo no llegué a usar la plumilla e iba al colegio andando.
Todo ha cambiado tanto...
Besos.
Qué tierna historia, mi querida amiga… He podido sentir, vivir cada renglón… He podido oler el aroma que desprendían los libros y los lapiceros… Todos esos momentos especiales, que se quedan pululando en el tiempo y que de pronto vuelven a ti… Gracias por regalarnos este mágico momento, María…
ResponderEliminarY la canción…una verdadera musa de vida, de sueños… Esa que impulsa nuestros pasos en ese camino, a veces difícil, pero que jamás debemos de perder nuestra fuerza e ilusión por seguir, siempre hacia adelante, siendo como somos y sentimos…
Un post enormemente mágico y maravilloso… :-)
Mil Bsoss y cariños!! ♥
María, no solo me has devuelto literalmente al colegio, sino al salón de casa de mi madre en mi juventud, cuando oía esa canción, que me encantaba.
ResponderEliminarBEsos, amor.
El cole, muchos años y distintas sensaciones en cada etapa, me hizo gracia lo de la reina del membrillo y claro si hay que darle a los membrillos para ponerlos a punto :P
ResponderEliminarBesos dulces colegiala ;)
A mí lo que me encantaba era oler las gomas de borrar con olor a nata, y escribir en la pizarra, incluso en casa jugaba con una pizarra grande y tizas blancos y de colores, qué recuerdos más entrañables me has traído con esta preciosa entrada, MaRía, un placer estar aquí.
ResponderEliminarUn besito dulce y feliz tarde, corazón.
Siempre me ha encantado la música de Enigma. Y qué decir del primer día de cole. Era todo tan emocionante!!! Pena que la vuelta al trabajo no sea igual. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarMe he visto reflejada en ese buscar olores del colegio y me sigue emocionando los cuadernos nuevos, las cajas de colores y el olor de los lapices.
ResponderEliminarBello y emocionante poema.
mariarosa
María, yo sigo estando en las aulas, con el olor a goma de borrar, a bocadillos de chorizo, a risa rezumando inocencia, a caritas de sueño un lunes por la mañana...a patio donde no saben caminar, sólo correr... Promocionan y titulan y yo sigo en el mismo sitio, pero con la satisfacción de haber formado parte de sus vidas y sus recuerdos.
ResponderEliminarY hoy te doy las gracias por haberme transportado a mi propia aula, a mi propia infancia.
Es una entrada llena de calor de antaño... Gracias.
Te dejo esta canción... Siempre me encantó.
https://youtu.be/-4ZV8TDgxQY
Mil besitos, preciosa
María, de tu mano he recorrido mi infancia,entre esos lápices viejos, la ilusión de volver al cole a empezar otro curso con los amigos, los madrugones,las ganas de quedarme calentita en la cama en vez de ir al cole..
ResponderEliminarPrecioso amiga!
Que las tareas que te reclaman sean superables, referente ala entrada de hoybsolo decirte que ya no huele igual, el colé de ahora tiene otros olores, casi ninguno de hecho. Abrazossss
ResponderEliminarTu entrada de hoy ha sido un paseo maravilloso por aquellos años de inocencia, de risas, de aulas y amigas de la infancia. Y tu palabras finales para escribirlas con plumilla o con lápiz y llevarlas en el bolsillo de ese baby que todas llevamos en nuestro interior.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, María.
Deliciosos recuerdos de la época escolar, donde todo era olores, colores, crecimiento de un año para el otro
ResponderEliminarMe encantó la prosa poética y algunas imágenes me parecieron requete bonitas (los hábitos de ls monjas que olían a Dios casero,
y el melocotón dulce y jugoso como un largo abrazo de agua).
Bellas fotos y música.
Besos, María.
Regresé al tacto de la tiza, a los deberes después del chocolate, al recreo con caninas en los bolsillos, al juego de la cerilla.
ResponderEliminarY , cuando he vuelto a esta tarde casi de otoño, he deseado quedarme allí:
en el regazo de tus letras.
Beso.
Que bonito, María, Volver a la inocencia, esa etapa feliz que se queda ahí, arrinconada y no se quiere ir...
ResponderEliminarQue esa niña que fuimos y que seguimos siendo, te acompañe siempre.
Un beso enorme, chiquilla del mar.
Pues, yo no puedo evocar nada.
ResponderEliminarExprimo el cerebro y nada.
No me gustaba la escuela, ni los maestros y ni mis compañeros.
Me ha encantado. Y me has hecho evocar mi feliz infancia que ya quedó tan lejos pero que nunca olvidaré.
ResponderEliminarUn beso grande
ResponderEliminarOlores, sabores, colores, texturas, sonidos... todos los sentidos al servicio de los recuerdos, a veces, tan vívidos...
Esa música también me los trae...
Un beso y un cálido abrazo de compañera de pupitre!!
;)
Rememorar días de aula te regresa la inocencia, la alegría, el primer suspiro... Sublime regreso al colegio, besos
ResponderEliminarMe hiciste acordarme de mis días en el autobús del colegio, me recogían a las 7am y regresaba casi a las 5pm....con la tarea ya hecha! :P
ResponderEliminarBesos MaRía =))))
Muy bien reflejada aquella época de tinteros y tizas que olían a tiza, de trenzas y diademas, de medias de pompones y de mandilones blancos, de inocencia y risas frescas, de meriendas de pan con chocolate.
ResponderEliminarYa nada es lo que era, ahora las tizas ya no huelen y los maletines son mochilas, las pizarras se convirtieron en ordenadores.
Gracias MaRía por traer a la memoria aquellos tiempos.
Besos
Puri
Me acuerdo que ninguno teníamos cascos para las bicis-No había¨ Tampoco había "MINTIENDO DE ese" NI PLAY ESTACIÓN. nI TELÉFONOS..había QUE IR A TELEFÓNICA , NO Llevábamos BABERO AL Cole ,tampoco HABÍA.
ResponderEliminarme HAS HECHO RECORDAR LA SUERTE QUE HEMOS TENIDO DE NO TENER MÓVIL e INTERACTUAR CON NIÑOS Y NIÑAS JUGANDO A "PITA CIEGA" "A LAS LOMBAS" ¿QUE SUERTE!!
TU ENTRADA ME HA HECHO SENTIR MUY FELIZ POR TENER LA SUERTE DE PODER MERENDAR PAN CON ACEITE Y AZÚCAR
gracias María ¡ MUCHAS GRACIAS POR existir,SER ASÍ Y APORTAR TAN BELLOS MOMENTOS!!!
Besos
André
Buenos días, MaRía:
ResponderEliminarNunca me gustó ir al colegio, ni siquiera en esos días en los que salía de casa con la intención de quemarlo tras haberle cogido a mi padre una caja de cerillas. Acababa pensando que mi madre me reñiría por “oler a gitano” a causa del humo y acababa tirando las cerillas a escondidas en alguna escapada al baño.
Pese a mi perenne disgusto colegial, he disfrutado leyéndote. Creo haberte entrevisto mientras te atusaban y peinaban. Y participe de tu curiosidad por la vuelta al cole de tus hijos.
Gracias por permitirme acompañarte, MaRía.
Mil gracias a todos vosotros por vuestras huellas, os agradezco infinitamente vuestra compañía y vuestro tiempo
ResponderEliminarComo cada curso uno llega observa , sonríe a ver a viejos compañeros,a nuevos amigos y extraña a aquellos que no están, sobre todo los que sin estar aún hacen nido en el alma
besos , de los míos con sabor a brisa del mar y abrazos como la brisa del viento cálido de un otoño dulce
nos vemos
muuuackkks
Es tan maravilloso como escribes que lo he leido más de una vez, empapando recuerdos y verdades.
ResponderEliminarBesos muchossss