sin sonidos en la memoria,
ni palabras que espanten su calor.
¿Tu sol a solas o
el mío con las olas?
Arranco a través del camino
mejor si es de tu mano,
aquel que recorres sin pensar,
no te gusta caminar sin hacer camino.
Nos ciega una luz
la misma que nunca busco
pero siempre encuentro.
Durante la noche, en su ausencia,
veo lo que no te muestra ella.
Me hablas de sueños
crees en los que no tienen dueño,
yo tengo muchos pero
ninguno mientras duermo.
Porque al dormir
me envuelve un cielo
plagado de tu mirada
un único cielo
que envuelve nuestro mundo
que llueve miradas perdidas,
cruzadas, orgásmicas,
Miradas, internas
miradas dentro de una mirada.
No quiero que llegue el día
solo quiero noches eternas
ese día, no será más que
un día más,
donde tu palabra,
tan callada, tan hermosa,
sin silencios,
sea la palabra
antónimo de los silencios.
Y ahora es el,
único, sentimiento inconfesable
sólo él,
simplemente él
que no busca nada de ella,
perdida, fuerte pero perdida
armonía de la melodía de él.
Nuestra mente
adormilada
entre silencios
llenos de sentido,
instrumento de la razón,
nos hace cómplices
la música, tú y yo
complicidad y conexión
entre dos almas.
Siento aquello por lo que
mi alma respira,
un universo donde se
concentran todos los sentimientos
y en el adiós
doloroso,
asesino de almas en reposo,
solo es el fin de
un capitulo convertido en
prólogo de lo que viene.
Y entre palabra y palabra
falta una
la más importante...
