Y así viajé por toda la tierra
y fui un peregrino durante toda mi vida, solo,
un extranjero en tierra extraña.
Después Tú hiciste crecer en mí
Tu arte por debajo del hálito de la terrible tormenta
que ruge en mi interior.
El ocho [ Katherine Neville]
Hay un tiempo, un espacio, un instante
entre el alba y el ocaso
la vigilia, amante sin reglas
seduciendo el silencio de la noche
sombras errantes alteran el pulso
que abraza la punzada
en sus suspiro tembloroso.
Una brisa y un cálido aliento
se entrelazan como hebra de miel,
dictando hasta la llegada de la aurora
apostrofes y rimas
sutiles, efímeros
como aleteo de mariposa.
Sembrando rayos de sol
en mis pensamientos
despertando imágenes pasadas
donde el sentido cobra de nuevo vida.
Ahí en ese instante
mis labios se abren
para besar tu noche
y los párpados ojean el cielo
de mi destino.
Me
aproximo
recordando contornos
sueños y realidades
hoja tras hoja
que se superponen
se fragmentan
se reinventan
con esa astucia
que no deja de sorprenderme.
[O tal vez, no]
Apuro ahora mi tiempo
a la vez sin prisa
acurrucándome en esta noche clara
tan claro como la cercana alba.
© MaRía
© MaRía