-

-

Acercan sus orillas ...

Mostrando entradas con la etiqueta Tu y yo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tu y yo. Mostrar todas las entradas

viernes, 14 de diciembre de 2012

Recapitulando




Hoy quiero volver a mi punto de partida.


 Comencé este blog con la intención de ser yo misma, desde mi infancia hasta la actualidad.

Por varios motivos, hasta la fecha no llevé una línea continua, todo lo contrario, más bien sinuosa. Entre la tristeza, las lágrimas y mis ganas de sacar lo habitaba en mi interior, me dejé llevar, día a día por lo que mi corazón me dictaba.

Desde aquel primer día he vivido momentos intensos, dolorosos y alegres.

No suelo ser muy disciplinada, esa es la verdad por eso, como escribo al principio de este post, intento volver a mis inicios.

Recuerdo la primera vez que fui al psicólogo, nunca lo olvidaré, no por la impresión que me causó ni por los sentimientos que me provocaba el hablar de mi a un desconocido, si no por una frase que me dijo en mitad de la sesión.

-¿Que pasa tu vida, comenzó cuando tenías 18 años?

Me quedé muda, no sabía como reaccionar y mucho menos darle una explicación coherente a su pregunta.

- Te pedí que me hablaras de ti, de tu vida. Y comenzaste a esa edad, a los 18 años.

De nuevo, no supe contestar. Simplemente le dije 

-Mi infancia ha sido normal, la de una niña feliz, sin problemas. Supongo que la de todas las niñas de mi época.

Hoy siento nostalgia de aquellos tiempos, nostalgia de los que ya no están, nostalgia de no tener preocupaciones, nostalgia de aquella niña que soñaba con ser princesa y encontrar a su príncipe azul.

Quiero dejar claro, que no vivo en el pasado. Tampoco, y eso lo saben quienes me conocen muy bien, no miro demasiado al futuro. Sencillamente me importa el presente, el ahora, este segundo, esta hora, este día.

Desde, este pequeño rincón, quiero dar, de nuevo las gracias a todos los que me acompañais. No tengo otra  pretensión que liberar fantasmas que sigue viviendo en mis días y en mis noches, y por supuesto compartir también mis momentos felices.

Y a ti, que ahora, sé que me lees
quiero que sepas:




Que ese paseo por la playa
cogidos de la mano
cuando la vida llegue a su ocaso
lo disfrutaremos juntos
lo lograremos, vida mía

Te amo






Hoy quiero, también compartir  un regalo, tu regalo


¿Recuerdas?




Has dado luz a mi oscuridad.
Te buscaba sin saberlo, vagaba sin destino
Pero apareciste
Y desde entonces mi vida tiene un motivo
Algo por lo que seguir
Me pregunto y no hay respuesta
Adormezco mis sentidos para estar más cerca de ti
Te sueño, te siento, te vivo
Te quiero

Sufro cuando no estas
Sufro cuando te vas
Sufro si me dejas
Y baño mi dolor en lágrimas de sinrazón
Tengo miedo
Miedo de perderte y de tenerte
Miedo de odiarte y adorarte
Miedo de quererte


Entré en tu vida sin pedir permiso
Busqué  en tu interior
¿Y lo que hallé?
Me gustó sobremanera
Vi dolor que no mereces
Vi amor por ofrecer
Vi sentimientos puros
Vi pasión
Vi luz

Luz escondida  y  deseando iluminar
Te vi a TI












Para finalizar, me gustaría que este poema de Martha Medeiros (Porto Alegre, 1961) os guste, tanto o más que a mi 





Muere lentamente quien se transforma


en esclavo del hábito, repitiendo todos los días

los mismos trayectos, quien no cambia de marca,

no arriesga vestir un color nuevo


y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.


Muere lentamente quien evita una pasión,

quien prefiere el negro sobre blanco

y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,

justamente las que rescatan el brillo de los ojos,

sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos
y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea


la mesa cuando está infeliz en el trabajo,

quien no arriesga lo cierto por lo incierto

para ir detrás de un sueño,

quien no se permite por lo menos

una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja,


quien no lee, quien no oye música,

quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,


quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días


quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandonando


un proyecto antes de iniciarlo,

no preguntando de un asunto

que desconoce o no respondiendo cuando le

indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,


recordando siempre que estar vivo

exige un esfuerzo mucho mayor que

el simple hecho de respirar.

Solamente la ardiente paciencia hará


que conquistemos una espléndida felicidad.




Como curiosidad comentar que este poema, curiosamente fué atribuido durante tiempo a Pablo Neruda