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Acercan sus orillas ...

sábado, 3 de septiembre de 2016

Hansel y Gretel -[ Un cuento o algo más ]

Suena: California Gurls[ Katy Perry - ft. Snoop Dogg]
         
     ¿Quién no ha contado alguna vez un cuento? Yo muchos, a lo largo de mi etapa como madre, es una manera de inculcarles desde pequeños el amor a los libros, a la lectura; invitarlos a soñar, estimular su imaginación y como no sacar una buena lección - moraleja- de cada una de las historias. 


           Conté cuentos, unos tantas veces que siempre le daba mi propio matiz o les hacía un inciso para que entendiesen o comprendiesen un poco más lo que les decía esa propia historia: desconozco cuales les dejaron huella, aunque intuyo que Pedro y El lobo les enseño algo esencial que cuando uno miente , y miente aunque sea una trastada, un juego a la larga  la consecuencia de quien las ha sufrido vienen a nosotros como un boomerang.


        Hoy os dejo un cuento que publiqué hace unos años, de esos que siempre  no acaban como en los de hadas . Cómo también una pequeña reseña de la novela de Diane Setterfield : El cuento número trece [ Lo habéis leído? ] la historia de Vida Winter una famosa novelista que entre mentiras, recuerdos e imaginación teje su vida, y dada su avanzada edad contrata a una joven amante de los libros para contar de una vez su verdadera historia. Esta le dice "cuénteme  la verdad", pero la verdad duele, y solo el día en que Vida muere se descubren los secretos que enterraba. En definitiva el cuento numero trece es una historia que jamás nadie se ha atrevido a contar 




Todos los niños mitifícan su nacimiento. Es un rasgo universal.
 ¿Quieres conocer a alguien? ¿Su corazón, su mente, su alma?
 Pídele que te hable de cuando nació.
 Lo que te cuente no será la verdad: será una historia 
y nada es tan revelador como una historia.






Como cambia el cuento 
Hansel y Gretel


            Había una vez una malvada bruja que vivía contenta y feliz en el bosque, donde durante años atrás había trabajado duro para construirse una preciosa y enorme casita de dulces.

               La casa estaba hecha de dulces, debido al gran precio que tenia la madera y en aquel entonces el ladrillo y la piedra todavía eran más caros, así que la malvada bruja, cuya pobre pensión no llegaba para mucho, tuvo que fabricarse aquella casa a golpe de pictolines y chupachups.

       Una tarde, los niños del leñador, ricos y pijos, ampliamente conocidos en la zona, se escaparon de casa. Solía ser habitual ya que estos discutían constantemente con su padre que los educaba con disciplina, inculcándoles que estudiaran ingeniería forestal para la niña y administración y dirección de empresas madereras para el niño.

          Los niños estaban habituados a tener toda clase de lujos y caprichos, de hecho su padre tenia mucho dinero, ya que era el leñador local, y cualquier persona con un poco de cultura sabrá que un leñador en un cuento equivale a un cura o un alcalde en un pueblo real, vamos, toda una autoridad.

Aquella tarde que se escaparon de casa, Hansel y Gretel no sabían que hacer.

–Vamos al bosque a ver que encontramos- le dijo Hansel, y la niña aceptó.

      Horas más tarde estaban más perdidos que una rana en un garaje en busca de algún sitio donde cenar algo, ambos llevaban las visas y el móvil, pero en aquel bosque no había buena cobertura.

     Tras andar, encontraron la casa de dulces de la vieja y malvada bruja, y corrieron hacia ella.

-Mira Hansel- decía la niña con los ojos llenos de una gula lujuriosa- está hecha de dulces.

        Mientras Hansel se metía Wherthers original a manos llenas en la boca y Gretel se ponía ciega intentando trocear un adoquín del Pilar, salió la bruja toda espantada.

–Pero que co…- gritó, mientras los niños ya le habían practicado un buitrón en una de las esquinas del porche.

        La bruja malvada intentó dialogar, al fin y al cabo no quería tener a toda la prensa allí en cuestión de horas, convirtiendo su tranquilo claro en un mercadillo ambulante. Y mientras tanto los niños le habían abierto un nuevo agujero de ventilación en la pared norte.

        Desesperada no se le ocurría que hacer, si usaba todo su poder se le acabaría la calma que disfrutaba y quien sabe si algo más…

        Salió fuera e intentó dialogar de nuevo, mientras ya podía decir que su casa constaba de una nueva abertura para otra chimenea.

        Aquello no parecía tener fin, así que al final llamó a la policía para que vinieran a detener aquella sinrazón.

La policía llegó.

Los niños tenían un empacho de padre muy señor mio.

        El leñador se enfadó, llamó a su abogado y demandó a la malvada bruja, por provocar a aquellos inocentes niños poniéndoles “el caramelo en la boca”.

Hoy la pobre bruja vive tranquila en una celda de Alcalá Meco.


© MaRía


Moraleja:
 Si destacas no dejes que te coman,
 o por lo menos no seas tan dulce.



Besitos dulces
que tengáis un fin de semana
de cuento , pero de cuento de verdad
de esos lindos
Maria